Eneas y La Eneida, los clásicos como fuente de inspiración artística
Las grandes obras, al igual que sus mitos o personajes, trascienden su época y la interpretación primera y nos llegan a través de los tiempos, renovadas, reinterpretadas en las distintas artes. Y es que la calidad se impone y los artistas se ven atraídos por los autores anteriores “de excelencia”, cuyas obras se convierten en inagotable fuente de inspiración creativa.
Sin tener la pretensión más que de proponer un ejemplo, fijémosnos en La Eneida y en su protagonista, Eneas.
Sin tener la pretensión más que de proponer un ejemplo, fijémosnos en La Eneida y en su protagonista, Eneas.
La obra fue un encargo hecho a Virgilio por el emperador Augusto, con el fin de glorificar el Imperio que con él se iniciaba. Con este fin, Virgilio continúa y reelabora los poemas homéricos, tomando como punto de partida la guerra de Troya y su destrucción, y colocando la fundación de Roma como un acontecimiento ocurrido a la manera de los legendarios mitos griegos.
El poeta dedicó los últimos once años de su vida a la composición de La Eneida; sin embargo, a punto de morir pidió en su testamento a Augusto que quemase la obra (tal vez porque consideraba que no había alcanzado la perfección a la que él aspiraba o, quizá, por desvincularse de la propaganda política del emperador).
Afortunadamente, Augusto no cumplió la petición de su amigo y con el tiempo La Eneida se fue manifestando como una de las obras latinas que mayor inspiración han ejercido en el ámbito de las artes .
En Pintura, por ejemplo, son muchos los artistas que han tomado alguno de sus pasajes como foco para su actividad creativa. Y los hay también que hacen del propio autor el eje de su composición, como los dos cuadros que siguen, que recrean lo mismo: el momento en que Virgilio lee la obra a Augusto y Octavia.
Virgilio leyendo la Eneida a Augusto y Octavia
La Eneida, dedicada al héroe troyano Eneas, consta de casi diez mil hexámetros dactílicos, divididos en dos partes simétricas: los seis primeros libros narran los viajes de Eneas hasta llegar a Italia, al estilo de la Odisea y los seis últimos , sus conquistas en Italia, al estilo de la Iliada.
La inspiración en Homero es evidente desde sus primeros versos:
Canto las armas y a ese hombre que de las costas de Troya
llegó el primero a Italia prófugo por el hado y a las playas
lavinias, sacudido por mar y por tierra por la violencia
de los dioses a causa de la ira obstinada de la cruel Juno,
tras mucho sufrir también en la guerra, hasta que fundó la ciudad
y trajo sus dioses al Lacio; de ahí el pueblo latino...
llegó el primero a Italia prófugo por el hado y a las playas
lavinias, sacudido por mar y por tierra por la violencia
de los dioses a causa de la ira obstinada de la cruel Juno,
tras mucho sufrir también en la guerra, hasta que fundó la ciudad
y trajo sus dioses al Lacio; de ahí el pueblo latino...
Ahora bien, a diferencia de la epopeya griega, a Virgilio no le interesa presentar unos héroes alejados de toda verosimilitud sino hombres que encarnen el ideal de varón romano. Así Eneas, además de poseer capacidad guerrera y sabiduría - rasgos de los protagonistas de las epopeyas homéricas - también está dotado de piedad, abnegación y fidelidad a su destino de fundador de un imperio. Es como la esencia de la romanidad.
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